20 gatos de Mahoma

Dicen que el profeta Mahoma quería tanto a los gatos (tenía en su casa y hasta los llevaba consigo a predicar) que les dio un lugar en el paraíso y les otorgó la habilidad de caer siempre de pie. Cuentan que alguna vez prefirió cortar la manga de su túnica a despertar a la gatita que ahí se había quedado dormida. Inspirada por esta historia escribí algunas microficciones en Twitter que, por un tiempo, se convirtieron en tema habitual de mi timeline.

Ha pasado bastante desde la última vez que escribí algo sobre los gatos de Mahoma, así que desenterré algunos textitos para que puedan leerlos reunidos en un solo sitio. Ésta será, espero, una de varias compilaciones *amenaza y espera sus comentarios*.



Del profeta

1
Mahoma se corta una manga para no despertar a su gato. Después la barba, una pierna, la cabeza.

2
Los gatos de Mahoma rodean al profeta durante la noche. Al amanecer buscaba dónde comenzar a mutilarse para poder ir al baño.

3
La arena del desierto es insuficiente para los gatos de Mahoma. El profeta vende reliquias para poder pagar aquélla con bicarbonato aromatizado.

4
Mahoma distingue el maullido especial de cada uno de sus gatos. La casa del profeta se convierte en una Babel peluda.

5
A veces los gatos de Mahoma no se recuestan sobre las mangas del profeta, prefieren los textos sagrados, la cabeza del creyente que es alérgico.



De los creyentes

6
Los creyentes se reúnen en grandes grupos. Abren, al unísono, decenas de empaques de yogur para invocar a los gatos de Mahoma.

7
Desde pequeños los creyentes aprenden a reconocer palabras inspiradas por los gatos de Mahoma: almohada, altar, aliméntame-esclavo-humano.

8
Los creyentes saben que los gatos de Mahoma tienen un maullido para designarlos. Suena muy parecido al que usan para decir "esclavo".

9
Los creyentes duermen imitando las extrañas contorsiones de los gatos de Mahoma. Entre ellos, el dolor de espalda es considerado una bendición.

10
Los creyentes sufren éxtasis. Ruedan sobre el piso. Se rascan la espalda en la alfombra nueva. Imitan a los gatos de Mahoma.

11
Los creyentes recolectan granos de arena tocados por las patas de los gatos de Mahoma. El suelo sagrado hace más precisos a los relojes.

12
Los creyentes saben la hora dependiendo del sitio donde descansan los gatos de Mahoma. Sacros y peludos relojes de sol, dicen.

13
Los creyentes recolectan pelo de los gatos de Mahoma para hacer pinceles. Pintados así, los cuadros sagrados son más agradables a la vista.

14
Los gatos de Mahoma tejen en silencio. Los creyentes saben que las cobijas de pelo curan el insomnio.

15
Los creyentes se inclinan cuando bolas de pelo de los gatos de Mahoma pasan girando en el desierto. Su eterno desplazamiento mueve al mundo.

16
Los creyentes saben que el número de pelillos que sueltan los gatos de Mahoma es infinito como el Universo. Todo acabaría si dejaran de pelechar.

17
Los creyentes temen mirar a los ojos de los gatos de Mahoma. Dicen que en sus alargadas pupilas puede verse el Universo entero.

18
Los gatos de Mahoma toman extrañas posiciones para dormir. Los creyentes estudian matemáticas complejas para comprender su perfección.

19
Los creyentes más sabios construyen un acelerador de partículas con madejas de pelo de los gatos de Mahoma. Desean encontrar a dios.

20
En primavera los creyentes tejen alfombras voladoras con el pelo de los gatos de Mahoma.


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